Si hay algo que detesto con todo mi ser son las reuniones familiares. Las odio, no las aguanto, siempre todos metiéndose en la vida del otro y opinando libremente como si supieran, como si ellos fueran perfectos.
Para empezar, no puedo hacer una dieta balanceada. No puedo, definitivamente no puedo. Empecé la dieta esta de la sopa con todas las pilas, entusiasmada. Empecé bien, comiendo bien. Pero después en lugar de hacer un almuerzo - merienda - cena (desayuno no, porque esta semana me vine levantando siempre después de las 12), terminé aguantándome todo el día con una manzana al mediodía (encima comiéndola con culpa), y a la cena un tomate más chico que la palma de mi mano y apenas dos bocados de acelga que dejé porque no me gustaba. Y la sopa quemagrasas. Y ahora le agregué el té Adelgafruta, que se supone que es diurético y también se supone que se tiene que tomar dos veces al día (antes de almorzar y antes de cenar). Yo si puedo lo tomo tres o cuatro veces al día. Y ejercicios, siempre que puedo hago ejercicios, subo y bajo escaleras, fuerza de brazos, abdominales, ejercicios para las piernas. Pero no alcanza, porque en cuatro días bajé sólo 1,5 cm de cintura - entonces me harté, y mandé a la mierda las reglas de la dieta, y decidí quedarme con la de sólo proteínas que la última vez me dio resultados bastante rápido y sólo tengo que comer al mediodía y a la noche porque no me voy a mandar un churrasco a las cinco de la tarde, e incluyéndole la sopa quemagrasas y el Adelgafruta.
Bien, anoche es el cumpleaños de mi tía. Voy a saludarla, decido comer un pedazo de torta. De todas maneras generalmente aunque coma una vez al día una cosa hipocalórica como lo era ese pedazo de torta suelo bajar igual - bajo de peso hasta haciendo una comida normal pero sin golosinas. Y no, no fue suficiente. A la noche (cuatro, cinco de la mañana, no me podía dormir por segunda vez consecutiva, ya el viernes apenas si cerré los ojos durante una hora antes de ir al colegio y ni siquiera me quedé dormida) bajo, me como otra porción de torta que había quedado en la heladera, un paquetito de yummy's y una manzana con dulce de leche (mezclas asquerosas que hacemos nosotros los obesos).
Hoy. Me levanto a las 10:30 para ir a buscar el documento (la foto deforme es un clásico, las cámaras deben estar hechas especialmente por un complot de fotógrafos de DNI cansados de trabajar que quieren torturar a los que van a sacar el documento). Bajo, me llevo una botella de agua fría en la cartera. Retiro mi documento, mi papá decidió hacer la cola para renovar el suyo, así que mientras tanto nos vamos a almorzar. Tranqui, una suprema de pollo con ensalada de tomate y queso que no llegué a terminar -que para esta de las proteínas no está mal- y antes un Adelgafruta (este té me hace hacer pis a cada rato xD).
Estuvimos toda la tarde ahí, encontré plata en la billetera, me puse de buen humor porque pude comprar un montón de cosas para mi cuarto y además ya encontré un estilo que va conmigo porque es el intermedio justo entre mi lado hippie y mi lado retro/vintage. Me puso feliz hacer algo por mí, en lugar de gastarlo en golosinas comprar algo que me gusta, que me hace bien, que me hace sentir mejor, que me ayuda a crear mi propio espacio. Llegamos a casa a las 6, yo todavía entusiasmada por todo lo que había comprado.
"Vení para al lado que están festejando el cumpleaños de María" (mi tía). Buen, está bien, ayer fuimos solo nosotros a cantarle el feliz cumpleaños a la noche y nada más, ahora viene gente. Dejo el msn conectado y le aviso a Nahuel que en un rato volvía así arreglamos para salir mañana y me voy para al lado. Como te podés imaginar había de todo; entonces digo "bueno, estoy a dieta, pero agarro una de esas, total.. ya no me importa cuánto baje mientras baje". Me doy cuenta que cuando me siento feliz, puedo comer normalmente, sin excederme y sin restringirme. Cuando estoy mal, una de dos, o no como nada, o me como todo. Pero cuando estoy feliz, como en ese momento, que hice algo por mí y me siento llena, puedo comer sano y sólo con eso bajar de peso, sin estar pensando "tengo que bajar diez kilos de hoy para mañana", sino que me conformo con comer lo justo y necesario y ver que progreso de a poco. Puedo comer sano, darme un pequeño gusto, y bajo de peso y me siento bien con lo que haya bajado. Claro, en seguida salta mi tía "ya comiste ayer, hoy seguí con la dieta". Y yo con mi tono irónico "yo hago la dieta cuando quiero y cómo quiero, mi gordura es mi problema no el tuyo :)", siempre sonriente aunque obviamente me rompió mucho las pelotas, haya sido un chiste o no. Bueno, me como un pedazo de torta de manzana que tenía prácticamente el tamaño de una masita, y ya me empiezo a sentir mal. "Si me dijo eso es poruqe estoy demasiado gorda"; y la otra voz "No seas pelotuda, siempre le dice lo mismo a todo el mundo, vos te sentís bien". Salgo al jardín, con todos. Me agarré otro de esos mini-pedazos de torta, y otra factura también chica. Y ahí salta mi vieja y me mira con cara de :| "qué hacés??". Y yo "qué?? es un pedazo, es MI dieta, dejame en paz". "Sí, pero me tengo que gastar la plata comprándote el té y vos comés eso!" (Claro, porque una caja de saquitos de té vale una fortuna, se rompe el orto para poder comprarme eso.. Y claro, también yo soy la única que lo toma, ella no 8-)). Entonces le digo “Bueno.. pero mejor comer una boludez ahora, antes que aguantármelo y a la noche darme un atracón y comerme todo lo que encuentro en el camino”. Y ahí salta mi papá “Como anoche”; mi mamá: “claaaaaro, como anoche”, y todos hermosamente riéndose de cómo la gorda obesa asquerosa baja a la noche cuando todos duermen y come. Qué divertido, ¿eh? Es muy gracioso reírse de alguien que come y es gordo. Entonces le contesto, con toda la bronca “Bueno, de acá a tres días no pienso comer, hacete cargo”. Ahí se le fue un poco la risa a mi mamá y me dice: “Animate y vas a ver, te hago un enema con toda la comida”; “Jodete, si no como es culpa tuya”. Si hay algo que odio de cuando me enojo, es que soy capaz de decir cualquier cosa, hasta amenazar con no comer sabiendo que después se me puede armar quilombo, pero en esos momentos no puedo medir mis palabras. Además, obvio, puedo estar tres días seguidos alimentándome a base de una manzana y dos bocados de alguna boludez a la noche, y ni se dan cuenta, pero en cuanto como otra cosa no es de dieta saltan todos a hacer comentarios de ooooh cuánto comí (pero por favor, qué chica obesa, cómo puede comer tanto!)
En ese momento me acordé que le había dicho a Nahuel que me mandara un mensaje de texto antes de irse (iba a ver algo en el teatro hoy, no me acuerdo bien qué, algo de la historia argentina en la Boca si mal no me acuerdo..), y yo me había dejado el celular en casa, así que sin decir una palabra me levanto y me vengo para acá, llorando, dándome puñetazos en la mano. Llego, lo primero que pienso es: no hay nadie, aprovechá y vomitá en el baño. Y después la otra voz ‘no seas estúpida, no sirve para nada’. Subo, hablo con mi hermano y le cuento. No me aguanto, vuelvo a bajar, me meto en el baño y dedos hasta la garganta. Pero no vomité, otra vez la otra voz que me decía que no fuera estúpida y que no hiciera esas boludeces de nuevo. Salí del baño con los ojos llorosos, me preparé un Adelgafruta que estoy tomando ahora. En cuanto lo termine voy a hacerme otro. Y quizá otro más, si me queda espacio, y después a la noche voy a tomar otro antes de cenar lo que sea que cene (porque después de decirle semejante cosa a mi vieja no puedo no cenar porque me va a tratar de enferma).
Stop. Acá hice una pausa, llegó mi mamá y me preguntó si estaba enojada. Con mi mejor cara de ojete le dije que no, y obviamente no me creyó así que subió a hablar conmigo y tuve que cerrar todo.
‘Mirá, a mí no me importa cómo esté tu cuerpo, no me interesa si subís o bajás de peso..’
‘¿Entonces para qué acotás esas cosas? ¿Por qué se tienen que meter todos, vos, María, papá, Martita (abuela), todos a hacer algún comentario sobre lo que como o dejo de comer, qué carajo les importa si subo o bajo de peso, si como sano o como un pedazo de torta? Es MI cuerpo, MI vida, MI obesidad es problema MÍO, no de los demás’
‘Pero escuchame, yo no te lo digo por eso..’
‘Vos capaz no, pero los demás?? Para qué carajo tienen que meterse en mi vida, qué mierda les importa?’
‘… :S Yo te lo dije porque hice una cacerola así de grande de sopa, te compro el té..’
‘¿Y? ¿Qué tiene que ver? La sopa la voy a seguir tomando, el té también, y comer un coso de ese tamaño no me va a afectar en NADA la dieta’
‘…y vos después venís para que te mida la cintura y te frustrás si no bajaste. Cuando uno hace una dieta, la hace bien, como tiene que hacerse si quiere bajar.’
(Ahí pasó por mi mente todo lo que expliqué en los párrafos anteriores sobre mi manera de comer, sobre cómo bajo o no bajo, y la manera en que como. Le intenté explicar, pero dije dos palabras y me puse a llorar como una pelotuda)
‘Y mirá, si decidí comer un pedazo de algo es porque en este momento me siento bien conmigo misma y no me importa TANTO bajar o no de peso…’
Y quise seguir pero no pude, no me dio la voz. Así que me pidió perdón, dijo que lo último que quería era hacerme mal. ‘Entonces dejá de hacer esos comentarios’.
‘Pero sobre lo que comiste anoche, papá te dijo lo mismo y no te importó, ¿por qué conmigo sí te enojás?’
‘...¿Vos realmente te pensás que lo que dijó papá no me importó? ¿En serio pensás eso?
Perdón, perdón, dame un abrazo, lloro con vos, etc.
Qué sé yo. Yo sé que no tienen malas intenciones, pero la verdad que las pelotudeces que hace mi familia me hacen mierda, me sacan de quicio, me lastiman. Quizá no intencionalmente, pero me lastiman, me duele que vivan metiéndose en mi vida y opinando cuando no saben un carajo de lo que me pasa. No saben. No saben lo que pasa por mi mente, no saben que vivo sintiéndome deprimida, no saben que hay momentos en los que logro sentirme un poco bien conmigo misma y ellos me lo derrumban con sus idioteces. No saben nada y pretenden opinar como si supieran todo.
No aguanto más sus comentarios, no aguanto más las cosas que hacen, no aguanto que crean que soy perfectamente feliz cuando en realidad la mayor parte del tiempo siento que todo es una gran mierda sin salida. No aguanto su sordera, su ceguera. No intencional, pero ceguera al fin. No ven lo que está adelante de sus ojos, no ven cuando estoy triste, no ven cuando estoy preocupada, no ven cuando dejo de comer a menos que se los grite en la cara –y ni siquiera, porque mi mamá llega a preocuparse un poco y después de un tiempo puedo dejar de comer sin que se de cuenta-.
Por suerte mañana salgo con Nahuel, no sé bien qué vamos a hacer, pero me hace sentir mejor, me gusta verlo. Me siento feliz en esos momentos.
Me voy a preparar otro té y hacer un par de abdominales, así que termino el mail acá. Y una pequeña buena noticia: gané los dos concursos de los que participé en el colegio (el de cuentos y el de poesía).
Nos vemos el lunes.
sábado, 8 de noviembre de 2008
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